Cuatro superpoderosas inauguraron el Primavera Sound Buenos Aires

"Caminar sola" es el nombre de una de las canciones que sonó anoche en el predio de Costanera Sur. ¿La ocasión? La bienvenida oficial del festival Primavera Sound Buenos Aires, que ya había tenido una previa en octubre con Pixies y Jack White pero que ahora "cortó la cinta inaugural" de un evento que tendrá dos noches especiales este próximo fin de semana.

"Caminar sola", canción de Julieta Venegas, sonó fuerte pero, en realidad, podríamos decir que, en realidad, caminamos juntas porque la grilla estuvo cuidadosamente armada con mujeres de distintas nacionalidades, culturas, edades, elecciones musicales que caminaron juntas.

Si bien el cupo femenino es uno de los tantos logros que consiguió la lucha de los feminismos y diversidades es, quizás, uno de los más populares o visibles. Todo el mundo sabe que en la Argentina se está procurando la visibilidad de mujeres y disidencias sobre los escenarios. Y anoche lo que planteó Primavera Sound Buenos Aires más que cupo fue una grilla completa sin ningún headliner hombre.

El resultado fue un predio repleto, un estadio explotado de personas que fueron a disfrutar de la música y también de la diversidad porque si había algo distinto a la fecha de octubre fue una mayor cantidad de parejas y personas con la bandera del Orgullo en sus outfits (ya sea maquillaje o ropa, todo era un gran arcoiris). La lucha, la libertad, la diversidad dijeron presente en la primera edición del tradicional festi europeo que decidió extenderse y que acá lo hace mediante organización de DF, una de las productoras especializadas en shows masivos.

Decíamos que la grilla de este miércoles 9 de noviembre fue una gran combinación de edades, estilos y raíces. Y así lo fue. Todo arrancó con la argentina Feli Colina, quien reinterpreta y reconstruye el folklore nacional con la electrónica. Luego llegaría la chilena Javiera Mena, quien agradeció el power de la Furia y haría bailar a todes con su electropop. La californiana Julieta Venegas sería la unión de distintas generaciones con sus hits finamente interpretados y unas visuales coloridas para hacer de antesala a la islandesa Björk, tan hipnótica como perfecta con la mismísima orquesta del Teatro Colón como backing band. "Vengo a ver a Björk por su personalidad, por lo que es. La vi hace muchos años pero no me podía perder esto", destacó Juana Molina en diálogo con Infonews, mientras se adentraba en un campo de miles de personas que aplaudieron y hasta poguearon con el cierre sinfónico.

Lo orgánico con los efectos de máquinas fueron protagonistas de gran parte de la tarde. Javiera Mena llevó sus máquinas pero también guitarras, batería, una flauta. Tenía en su set list canciones nuevas, de su último disco Nocturna. No importó que fueran las 6PM y que el sol pegara fuerte: ella trajo literal una bola de boliche al escenario (literal pero reformulada porque se pudo ver en el pantalón de uno de sus compañeros de escenario y el saco de su guitarrista). Con sintetizador y luces de neón, la joven chilena que defiende abiertamente los derechos LGTBIQ+ dio un espectáculo sin fisuras.

Javiera subió de rosa y cantó perfecto. Sus canciones que, para quienes portamos un par de décadas encima, nos recuerdan a cosas del postpunk de Depeche Mode tienen una gran clave pop por sus letras y formas de cantar que trazan un puente con lo que escuchamos y se puso de moda hace quince años, por ejemplo. Ella se mostró como siempre: fuerte y divertida.

Luego entraría en escena una de esas artistas que suenan tanto en la radio, en la tele, en las novelas, que la conocen distintas generaciones y tribus. Quizás no sabías que lo sabías pero sí sabés letras de ella. Julieta Venegas se ganó un lugar entre las cantautoras populares y en esta bienvenida que dio Primavera Sound en Buenos Aires quedó bien claro.

Como decíamos al principio, "Caminar sola" fue uno de los temas que se escucharon en un predio repleto de miles de personas. Y fue una de las manifestaciones que se hicieron en contra del patriarcado. Ahí todes escucharon. Pero también hubo momentos en los que todes cantaron: Eres para mí, Limón y Sal, Me voy fueron coreadas por el público, que se amalgamó prolijo a la banda compuesta por algunas cuerdas que le dieron paso a lo que llegaría luego: la orquesta sinfónica para que Björk cerrara la noche de luna llena de la manera que sabe hacerlo: sublime e imponente.