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FILBA y la capacidad de cambiar las cosas con palabras

Después de dos años pandémicos, volvió FILBA en versión presencial. Si bien el festival logró reinventarse para continuar aún cuando nadie podía salir de su casa, el encuentro "cara a cara" es más que celebrado y en esta nota te contamos todo sobre la inauguración.

"Sería un error pensar que la literatura va en búsqueda de la verdad. La verdad es la más peligrosa de las mentiras. Se trata más bien de percibir que el lenguaje se construye en torno a un hueco y que siempre falta algo en toda representación. Esa conciencia es crucial para quien escribe. No solo frente al Estado que siempre quiere entender todo y fijar, de una buena vez, las atadoras entre significantes y significados sino también frente al asedio de las agendas sociales que, aún siendo justas, acaban perdiendo su fuerza transgresora a penas el mercado y otras instituciones culturales las recogen transformando la desavenencia en moda, la discrepancia en ocasiones de financiamiento". 

El tramo pertenece a “Historia Natural del Deseo. 6 fragmentos a favor de lo indócil”, el texto con el que la escritora María Negroni abrió oficialmente el Festival de Literatura de Buenos Aires (Filba). Lo hizo este miércoles por la noche desde el Malba, una de las sedes del encuentro que este año regresa a la presencialidad tras dos años de pandemia y que tiene como lema "Fuerza Activa". 

Negroni ofreció un discurso reflexivo alrededor de la poesía, la política y los libros. "La poesía pertenece a la política de un modo singular: esa pertenencia consiste en sostener una no-pertenencia. ¿Y en qué consiste esa no-pertenencia? Es producir un cortocircuito entre el sentido y las palabras, para que el ruido de lo convencional -siempre repetitivo y axfisiante- pueda ser puesto en silencio", leyó ante un auditorio repleto de colegas que escriben, profesionales que editan y personalidades de la cultura que no quisieron quedarse afuera de la ceremonia de apertura. 

Sobre el final, la escritora hizo hincapié en los libros: “Un libro, en cualquier caso, es algo brusco: cae, busca herir el acuerdo, desbaratar las definiciones, fundar un lugar donde quepan el bies, el borde, la cojera, el silencio y la infancia antes de la palabra”, señaló y citó a la novelista brasileña Clarice Lispector: “Me gustaría que me lean en los renglones vacíos”.

“Que yo sepa, no hay razones válidas, ni siquiera lógicas, para esas nociones expandidas que vinculan a la poesía –exclusivamente—con la emoción, a la novela con la trama argumental, y al ensayo con el pensamiento. En materia de escritura, nos guste o no, el único personaje que cuenta es el lenguaje, allí donde quien escribe pone a prueba su voluntad de crear y donde mide (para desmentirlos o ampliarlos) los límites de su instrumento verbal que son también, como nos enseñó Wittgenstein, los de su propio mundo”, concluyó Negroni.
 

EL ACTIVISMO, PRESENTE

"El lema de este año es 'Fuerza Activa', la fuerza de los activismos, la fuerza de la palabra. Pensar a la literatura como fuerza transformadora, como motor de cambio", recordó la socióloga Eugenia Zicavo, quien ofició de anfitriona para saludar al público presente y anunciar tanto a Negroni como a Pablo Braun, como autoridad de FILBA. 

Mediante su discurso, Zicavo sostuvo que "cuando leemos algo que nos cambia la manera de ver el mundo queremos compartirlo" pero también haciendo énfasis que "los libros siempre fueron caminos de lo insurrecto", que buscan "convertir la realidad objetiva en una simbólica" y que, entonces, "trabajar con palabras, signos... es creer en el nivel performativo del lenguaje: la capacidad de cambiar las cosas con palabras". 

Por su parte, el director de la Fundación Filba se permitió jugar con quienes estaban allí en el auditorio del Malba, pidió que cerraran los ojos y que se transportaran a los días de encierro por la pandemia; agradeció que todo ello terminara y que pudiéramos celebrar esta nueva edición del festival con presencialidad y dejó en claro que desde la organización existe una voluntad de que el activismo no solo quede "en palabras" sino que sea real y crezca. De ahí que regaló plantas a todo el auditorio en un simbólico acto de compromiso con el ambiente. 

 

 

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