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De Ezeiza a Constitución: el apoyo de todo un pueblo y la pésima organización

Infonews vivió junto a los y las hinchas un evento histórico que celebró la llegada de los campeones del mundo a su país, con copa en mano y medallas de oro sobre el pecho.

Trenes desbordados, colectivos hasta al tope y símbolos albicelestes adonde quieras que mirases, en un extraño día feriado, todes en una misma dirección y en una misma sintonía.

Infonews vivió junto a los y las hinchas un evento histórico que celebró la llegada de los campeones del mundo a su país, con copa en mano y medallas de oro sobre el pecho.

Las ocho de la mañana y ya se arremolinaba gente en las paradas de bondi, ansiosa, exaltada y cargada con la bandera nacional o la remera de la Selección Argentina. En el transporte público solo se hablaba del recorrido que haría el micro con techo abierto, ida y vuelta de Ezeiza a las autopistas con parada a la altura de la 25 de Mayo y la 9 de Julio. Así era el cronograma oficial... hasta que comenzaron los cambios y la desorientación.

Los campeones en casa: satisfacción oficial por el festejo en las calles

Mientras tanto, todo era euforia y los cantos repetidos en un bucle infinito hasta el cansancio. Quien no se sabía las letras de "Brasil, decime qué se siente" y "Muchachos", entre los festejos del domingo con la final del partido Argentina - Francia y los festejos de este martes con la llegada del equipo al país, de seguro ya se las sabe enteras y hasta al revés.

Lucas (14), dijo: "Ya quiero la camiseta de la selección con las tres estrellas". Lucas se refería a la nueva camiseta que sumará una nueva estrella bordada, gracias a la Copa Mundial ganada este año. Las otras dos corresponden a los mundiales ganados en 1978 y 1986.

Primera parada: el cruce entre la Autopista 25 de Mayo y la Avenida 9 de Julio. Todo risas, birra y saltos, hasta que, repentinamente y en estampida, la multitud empezó a desconcentrar. "¡No, chicos, en Plaza de Mayo están montando un escenario! ¡Van a Casa Rosada!" decían los rumores.

Segunda parada: Plaza de Mayo. La gente, desorientada, estaba dispersa en Ezeiza (donde está la sede de la AFA), Plaza Constitución, la Ricchieri, el Obelisco, y la General Paz. Muchas migraron hasta Plaza de Mayo, llamados por el "Gracias Campeones" en letras grandes y con los colores patrios que adornaba la fachada del Obelisco. También había pantallas donde se trasmitía el recorrido de la Scaloneta minuto a minuto.

A esa altura, el micro avanzaba a paso lento a través de la Ricchieri. Se rumoraba que llegarían a la Casa Rosada y saldrían a saludar por el balcón, a eso de las ocho de la noche. Incluso seguían diciendo que irían al Obelisco.

De todos modos, adolescentes; niñes; familias completas; adultes y ancianes cantaban y aplaudían a la espera de recibir al equipo que tanta alegría había traído durante los últimos días. Sin embargo, cerca de las 16, la multitud se enteró de que la selección nuevamente había modificado el rumbo: tomaría dos helicópteros y sobrevolarían el resto de la ciudad para ver la congregación que los celebraba.

 

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The Dark Side Of The Party (o "El lado oscuro de la joda")

El título del mítico álbum de Pink Floyd (The Dark Side Of The Moon), que hace alusión a la cara oculta de la luna —desde nuestra vista en la Tierra— y que, trasladándola al terreno antropomórfico, puede traducirse como aquella faceta que nos esforzamos por ocultar, en la que se unen todos los problemas, dificultades, defectos y turbiedades que también nos constituyen como seres sintientes.

Así, The Dark Side Of The Party, vendría a ser la cara conflictiva del festejo en homenaje a la selección de fútbol argentina.

 

 

A través de este tuit se enteraban las cerca de 5 millones de personas concentradas en varios puntos del recorrido que habían anunciado horas atrás, que aguardaban un registro oficial que les confirmase que de verdad el micro que tanto estaban esperando nunca llegaría a destino. A través del tuit, de medios de comunicación y, mayormente, del boca a boca; ya que en las grandes concentraciones es sabido que la señal se pierde debido a la saturación de las líneas, y entrar a las redes sociales no es una opción.

"La multitud ha mirado hacia el cielo para saludar a los jugadores en una vuelta olímpica desde el cielo. Los helicópteros dieron varias vueltas sobre el Obelisco, antes de emprender el regreso a Ezeiza. La estrategia ha alcanzado para satisfacer a una multitud que lleva expectante desde la madrugada", decía El País. Pero, ¿fue realmente así como se vivió en las calles?

Desde el punto de vista de quienes peregrinaron largas distancias debido a la interrupción absoluta de las líneas de subte y el servicio reducido de colectivos y trenes, pocas personas estaban enteradas de que los dos helicópteros que pasaron por sobre sus cabezas en un abrir y cerrar de ojos, se trataba, en realidad, de los jugadores.

Caras de desilusión y cansancio por la jornada que rondó los 30° desde el mediodía no fueron las menos. Por otro lado, implacables, otros seguidores animaban a las multitudes con redoblantes, trompetas y cantos populares, con el espíritu de comunicar que el festejo lo hacíamos todes, compartiendo la victoria, y que no dependía de si la Scaloneta saludaba por el balcón de la Rosada, o si llegaban a ver a sus ídolos pixelados en medio del tumulto de gente.

¿De quién es la culpa de que la Scaloneta no haya logrado el recorrido planificado? Si algo queda claro, es que dos factores fueron parte de lo decisivo: la inexistente organización (al menos desde la parte que corresponde a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires), y los comportamientos sumamente riesgosos a los que se sometían algunos hinchas. Hasta hubo un muerto que se cayó de un techo durante los festejos.

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El equipo, téstigos y medios de comunicación aseguran que el operativo organizado por Sergio Berni, ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, fue el adecuado. De hecho, las grabaciones que circulan en redes sociales, por parte de los miles y miles de asistentes que tuvieron la oportunidad de tener al equipo completo a meros metros de distancia, demuestran que las medidas de seguridad en la autopista Ricchieri resultaron efectivas, a excepción de algunos incidentes.

 

 

"Agradecemos a la provincia de Buenos Aires, encabezada por su ministro de seguridad Sergio Berni, que fue el único que acompañó durante toda la recorrida hasta la entrada a la capital sin registrar ningún incidente, permitiendo a los jugadores abrazarse al pueblo argentino", agregó también Tapia en su cuenta de Twitter.

Horacio Rodríguez Larreta, por otra parte, optó directamente por no participar del festejo colectivo. Cuidar a la población no parece ser cuestión que ameriten medidas de cuidado mínimas, tales como disponer de baños portátiles, carpas o camiones de hidratación, o cuerpo policial para poder garantizar la seguridad de los jugadores y así poder llevar adelante lo que millones de personas soñaron. No hubo nada de eso: la gente, incapaz de conseguir sitios con baño, orinaba en la calle; cientas de personas se desmayaron en la calle por insolación y deshidratación.

No; el Gobierno de la Ciudad participó una vez que la mayoría de los hinchas habían desconcentrado. La característica represión de una gestión antipueblo. La policía ingresó a los alrededores del Obelisco a dispersar a los que quedaban, pero algunos opusieron resistencia y se han registrado incidentes en la zona, según informan medios locales. Al momento hay cuatro detenidos.

 

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