Las renuncias siguen sucediéndose una tras otra en la gestión libertaria: nadie quiere quedar ligado al descontento social por las despiadadas medidas que garantizan el ajuste. Trascendió en las últimas horas que el miércoles pasado Sergio Eloy Díaz se retiró de la Dirección de Asistencia Directa por Situaciones Especiales (DADSE). Se trata uno de los funcionarios que acompañaba las decisiones del titular, Hernán Cohen.
La principal controversia que involucra directamente a la DADSE es el cese de entrega de medicamentos a pacientes en situación de vulnerabilidad y con enfermedades graves y que muchas veces crónicas. Entre quienes recibían la medicación, por lo menos hasta que el suministro se cortó con la asunción del nuevo gobierno, se encontraban pacientes oncológicos, con diabetes y psiquiátricos, entre otros padecimientos. María Teresa Troiano era una de esas personas, que falleció en las últimas semanas en una muerte completamente inevitable, por no recibir a tiempo la medicación que mantenía su enfermedad a raya.
Murió otra paciente de cáncer por falta de medicación
Eloy Díaz no tenía un cargo oficial, si bien se desempeñaba dentro del organismo, por lo que su renuncia no figura en el Boletín Oficial.
En tanto, el presidente Javier Milei, la ministra de Capital Humano Sandra Pettovello y el ministro de Salud Mario Ruso fueron denunciados penalmente por abandono de persona y por incumplimiento de sus deberes. ¿Qué se hizo con el presupuesto de 38.000 millones que la DADSE se llevó desde Capital Humano a Salud?
La problemática se torna especialmente incierta para quienes viven fuera de la Ciudad de Buenos Aires, dado que una de las consecuencias del ajuste fue la eliminación de oficinas descentralizadas, hecho que no hace más que dificultar el acceso a la atención médica.
Por otro lado, la DADSE cumple otras funciones que también están paralizadas desde diciembre. La primera, por supuesto, es la entrega de medicamentos de bajo costo pero que resultan inaccesibles para alguien desocupado o con trabajo precario (50 por ciento del salario vital y móvil), e incluyen drogas que se utilizan para epilepsia, para salud mental o hasta leche medicamentosa para bebés. Después, tampoco se proveen prótesis ni ortopedia. Tampoco hay cuidados paliativos para quienes atraviesan la etapa terminal de una enfermedad y sufren de dolores intensos y difíciles de soportar.
En primera persona, ¿cómo es la odisea de conseguir medicamentos oncológicos?
