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Algunas pocas películas sensatas en la versión comatosa del Bafici

El Bafici transcurre entre la genuflexión ante el Gobierno nacional y el colaboracionismo silencioso. Sin embargo, queda el cine.

Lousy Carter
Lousy Carter

Podemos olvidarnos por un rato de que estamos ante la peor edición del Bafici, relajarnos y gozar. Un rato, un par de horas, una función, o dos, una última visita al Cine Gaumont si es que prospera el asedio de Javier Milei en su destrucción del INCAA, algo a lo que el festival parece observar desde la colaboración.

Protesta, cámara y acción en el arranque del Bafici

Con las limitaciones que tenemos este año los cronistas para hacer una buena cobertura (la organización del Bafici entiende que habilitar una película por día es suficiente para la crítica acreditada), van algunas recomendaciones para las jornadas que quedan. Algunos títulos solo pueden verse en el Bafici, otros se consiguen bajo medios alternativos al alcance de algunos clics en la web.

Lost Country
Serbia/Francia/Croacia/Luxemburgo/Catar, 2023, 108´ Ficción. Dirección: Vladimir Perisic

Nos ubicamos en la Serbia de 1996, cuando los estudiantes de ese país se rebelaron ante el régimen de Slobodan Miloševic. La representación de aquellos años aparece en pantalla bajo la puesta de una mirada casi en primera persona, ya que su director, Vladimir Perisic, tenía 20 años en aquellos tiempos y supo correr de los policías con los que El Partido reventaba todo disenso. Y ahí, en esa cercanía con los hechos, es donde  el trabajo de Perisic gana de comienzo a fin.

La trama de este país perdido que vemos en pantalla tiene en foco a un adolescente que elabora en tiempo real el hecho de estar en contra de los dictados de Milosevic y en simultáneo ser hijo de la vocera del Partido Comunista serbio.

Miedos familiares, combate político, revoluciones en el hogar, bullying en la escuela, rechazo familiar y el mandato de matar a los padres como imposición tácita a la hora de debatir política. El resultado es efectivo, la narrativa redonda.

Godard per Godard
Francia, 2023, 61‘ Documental. Dirección: Florence Platarets. 

La realizadora francesa Florence Platarets, responsable de trabajos previos sobre la Nouvelle Vague, toma prestado el título de un libro que Godard editó en 1968 para trazar un perfil del gran guerrillero de la vanguardia europea.

A lo largo de una hora y un minuto de archivo, la documentalista se muestra experta en la obra de los 60s y 70s de Godard y, sobre todo, expone una buena curaduría de imágenes y films para el retrato del artista moderno e incómodo que fue también, el más francés de los nacidos (y fallecidos) en Suiza.

Sin embargo hay una falencia que le hace perder peso especifico al documental, que lo corre del lugar canónico que podría haber tenido: pasa por alto de forma casi total la incursión en el radicalismo político que el joven y no tan joven Jean Luc ejerció en sus años conocidos como "la etapa Mao", en los que estrenó numerosos trabajos que ponían el foco en Vietnam y en la bandera de un mundo más rojo en tiempos de guerra fría y posicionamientos conflictivos en Europa.

La incursión cuasi subversiva de Godard en el mundo del cine, igualmente, está, y el largometraje incluye aquella legendaria jornada de lucha en el Cannes de 1968, cuando JLG y Francois Truffaut llamaban a frenar el festival en medio del Mayo Francés. Una escena clave en la historia del cine que contrasta de forma brutal y dolorosa con lo pusilánime que resulta todo lo que sucede en torno al Bafici y su posición ante el actual panora de destrucción del cine argentino.

Lousy Carter
EEUU, 2023, 80‘ Ficción. Dirección: Bob Byington.

Al personaje que da nombre a esta comedia de guion brillante, en el tono de un Louie C.K. menos corrosivo y con toques de Larry David, le dicen que se está muriendo, que le quedan 6 meses de vida.

A partir de ese momento su existir detona, se transforma en otra cosa. Lo único que mantiene a Lousy Carter en foco es la cantidad de problemas que le quedan por resolver, algunos mínimos, aunque todos cargados de urgencia. 

En paralelo a su nueva cotidianeidad, Carter, experto en El Gran Gatsby, se encuentra dando una cátedra sobre la célebre novela de Fizgerald, a la vez que acompañando a una alumna en su trabajo sobre el texto, al tiempo que, en simultáneo, la estudiante se vuelve central para él.

Los cruces entre humanos y humanos, entre humanos y libros, entre libros y libros, entre libros y cine, alimentan y sostienen una trama dulzona que fluye más que bien mientras surfea en el humor amargo.



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